Decidir en la niebla: Cómo la pandemia me ayudó a descubrir mi propósito

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A veces, los grandes cambios no empiezan con un plan claro, sino con una sensación difusa de que “algo” necesita transformarse. Así viví la etapa previa a emprender: sabía que tenía habilidades y que quería ponerlas en marcha, pero no sabía cómo, ni para qué exactamente. Fue en plena pandemia, con toda la incertidumbre social y económica, cuando empecé a explorar caminos en silencio, observando el entorno, alejándome del ruido, y dejando que las ideas tomaran forma en un terreno aún incierto.

Silencio estratégico: pensar sin exponerme

Durante ese tiempo, me dediqué a observar lo que no funcionaba a nivel social: las carencias estructurales, el colapso de ciertos servicios, la desorientación de muchas personas. Analizaba cómo estas decadencias se desarrollaban antes, durante y después del confinamiento. Aunque mi mente bullía de ideas, decidí no compartirlas abiertamente, al menos no como algo propio. Preferí comentarlas de forma casual, como pensamientos sueltos, para no exponerlas a juicios ajenos. Sorprendentemente, esas ideas “al aire” generaban reacciones positivas: la gente asentía, las comprendía, e incluso las celebraba.

Fue ahí donde entendí que había algo valioso: mi forma de pensar tenía aceptación y podía ofrecer soluciones a problemáticas reales.

Decisión sin certezas, pero con instinto

Aunque no tenía toda la información ni un plan detallado, decidí apostar por construir algo que integrara mis conocimientos, mi visión crítica del entorno y mi impulso creativo. Lo hice con cautela, sin prisas, pero con firmeza. Escogí no esperar a que el panorama se aclarase, porque comprendí que si esperaba el “momento perfecto”, quizá nunca llegaría.

Resultado: confianza en mi capacidad de analizar y crear

Ese proceso silencioso me sirvió para descubrir mi capacidad de generar ideas útiles y mi potencial para canalizarlas en proyectos concretos. Fue el inicio de mi camino hacia la autonomía profesional y hacia un tipo de emprendimiento con sentido: uno que no nace solo del deseo de ganar dinero, sino de aportar algo real a mi entorno.

Conclusión: la niebla no siempre es un obstáculo

Hoy miro atrás y veo que ese momento de incertidumbre fue uno de los más fértiles de mi vida. Porque me obligó a mirar hacia dentro, a confiar en mi criterio y a actuar sin necesidad de validación externa. Aprendí que las ideas necesitan tiempo, espacio y protección para crecer.

¿Estás atravesando un momento de incertidumbre? No subestimes lo que estás pensando en silencio. Tal vez, justo ahora, estés sembrando tu mejor idea.


Bassy Bololo Riokaló
Criminólogo por vocación, aprendiz constante y soñador insomne.
Aquí comparto lo que la teoría no enseña y la experiencia confirma.

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