Emprender en terreno inestable: cómo saqué adelante un proyecto sin red de seguridad
No hay una fórmula mágica para emprender. Pero si hay una constante, es la incertidumbre. Empezar un proyecto con recursos limitados, sin experiencia previa en producción en masa y con una demanda que crece más rápido que tu capacidad, puede parecer una receta para el caos. En mi caso, fue el origen de un reto que transformó no solo mi negocio, sino también mi forma de liderar y tomar decisiones.
Del experimento a la necesidad de escalar
El proyecto comenzó de forma sencilla: elaborando chips de plátano y de malanga. Los hacía con mimo, a pequeña escala. Pero el boca a boca funcionó mejor de lo esperado. En cuestión de semanas, vendía más de lo que tenía. No había stock suficiente ni estructura que sostuviera esa demanda. Lo que había empezado como un complemento, exigía ahora una infraestructura que no estaba preparada.
Ante la falta de recursos financieros, tomé una decisión arriesgada: usar mi sueldo como trabajador por cuenta ajena para cubrir los pagos iniciales a los empleados, comprar materia prima y mantener el flujo de producción. No fue fácil, pero la alternativa —dejar morir el proyecto por falta de inversión— no era una opción.
Reestructurar desde la raíz: de la confianza a la eficacia
Uno de los errores iniciales fue querer contratar a personas de confianza, cercanas. Pronto me di cuenta de que el compromiso no viene con la cercanía, sino con la actitud. Tomé la difícil pero necesaria decisión de sustituir a quienes no respondían por personas con verdadera voluntad de trabajar. Esa decisión fue clave: en un solo trimestre, aumenté la producción de materia prima en un 3.000 %.
Las primeras ganancias no se usaron para celebrar, sino para reinvertir en mejorar el trabajo agrónomo, garantizar el abastecimiento y profesionalizar procesos. Comprendí que, en entornos inestables, la agilidad para aprender y corregir pesa más que cualquier plan teórico.
Conclusión: cuando hay visión, el caos se convierte en impulso
Este proyecto me enseñó que no hay recurso más valioso que la capacidad de adaptación. Que las decisiones difíciles, si se toman desde la visión y la ética, dan frutos. Hoy miro ese trimestre con orgullo. Fue intenso, pero me convirtió en un emprendedor más consciente, más estratégico y más realista.
¿Estás emprendiendo con pocos recursos y muchas dudas? Tal vez no te falte tanto como crees. Tal vez lo que necesitas es visión, constancia y coraje para ajustar sobre la marcha.
Bassy Bololo Riokaló
Criminólogo por vocación, aprendiz constante y soñador insomne.
Aquí comparto lo que la teoría no enseña y la experiencia confirma.